Desayuno solitario
Le faltó sal, ¿verdad?- Sí- me
responde la persona que está sentada frente a mí.
Le digo que no es divertido hacer
desayuno si nadie te va acompañar. Que he estado pensando que las cuatro sillas
que rodean la mesa, se vuelven cada día más irreales; hay ocasiones en que se
dibujan personas muertas. Hay algo en él que me gusta y es que cada vez que le
hablo se asusta. Ni una voz ni un suspiro hablan su cuerpo. Sé que Intenta decirme
algo pero siempre lo interrumpo. Es chistosa y misteriosa su aura.
La última vez que comí con él, fue hoy.